Me subo en un avión y bombardeo todas las casitas de barro en las q dejé mis antiguos sueños.
Nado y aguanto la respiración hasta donde den mis pulmones y destruyo todas mis contrucciones marinas, donde dejé escondidas mis ilusiones.
Camino hasta el más profundo de los desiertos y lloro mis últimas lágrimas sobre este cuaderno negro que enterraré.
Ahora, en este mundo liberado, sólo me queda afrontar y aclarar mi nueva posición de impostora.
Y sí, tal vez el cinismo sea la mejor de las opciones,
francamente no me siento tan culpable,
ya no!
francamente no me siento tan culpable,
ya no!
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